Oír tu voz en el contestador
me hace dudar,
de ti no sale nada sin cobrar,
es más que un rumor,
pides perdón y repites que no
es perversidad,
y hablas en noches sin fin
de impunidad.
Isabel, pequeño aguijón,
otra vez siento la tentación
de ceder y perder la razón
en manos de un putón
sin fe ni corazón.
Atar, llorar, pedir, sacar, sacar,
qué bien te va.
Hay algo en tu garganta que jamás
se puede tocar.
Dicen que soy tu peinado de hoy,
que no duraré,
que ya has mudado de piel,
qué estupidez.
Isabel, pequeño aguijón,
otra vez siento la tentación
de ceder y perder la razón
en manos de un putón
sin fe ni corazón.
Y ahora ya estás en la puerta,
tok, tok, tok, tok, tok, tok, tok,
sabes que no estará abierta,
tok, tok, tok, tok, tok, tok.
Isabel, maldito aguijón,
esta vez no habrá compasión,
al final tú tenías razón,
se puede renacer
sólo tras la humillación,
se puede renacer
sólo tras la humillación.
