La madrugada llegó
con su pinta de marqués arruinado
como un ángel caído rehabilitado
como un suicida
en la cornisa
de su otra vida.
No volveré a beber
de la botella de la melancolía
de un culo de vaso de tristeza fría
de aquella fuente
de sueños eternos
que duran un día.
No volveré
después de hoy
a confiar en las noches
que se acercaqn con ojos de luna
y corazones de espinas.
No volveré
a pedir perdón
al conserje de guardia
que enciende cada mañana
una vela en mi alma.
La madrugada llegó
con su uniforme de enfermera planchado
y recetas caducadas para ser feliz
y una ambulancia
con un techo de estrellas
para dormir.
Y la fiesta acabó
como un río sin desembocadura
como el billete para el último tren
con excedentes
de vidas nuevas
a partir de mañana.
La madrugada
vino y se fue
con el viento de otoño
con recuerdos abandonados
por los tejados.
La madrugada
es un ave rara
sin traje de plumas
sobrevolando esta ciudad
perdida en la bruma.