Su mano me arrancó el corazón, lo miró con indiferencia y me dijo:
"Pues no es para tanto" y lo dejó caer al piso.
Y sentí lo que sintieron millones antes de mí, lo que sentirán millones cuando ya me halla ido:
Ese vacío... Que te coloca en el Trono de los Hundidos.
Me proclamé a mí mismo Rey de los Incomprendidos,
Emperador del Dolor, y supe entonces que mi reinado sería infinito
Hasta que... Un día otra mano llegó a reino,
me arrancó en corazón, lo miró con ternura y me dijo:
"No quiero que sea mío, pero me encantaría compartirlo"
Y sentí lo que sintieron millones antes de mí, lo que sentirán millones cuando ya me haya ido:
Incredulidad ¿De verdad alguna vez goberné en país tan penoso y sombrío?
Mis libros de historia dicen que sí, pero hoy me cuesta creerlo. Sonrío.
