Me he acordado muchas veces de ti,
y hoy he pensado en volverte a escribir.
Quiero contarte que buscando entre mis libros
vi tus dibujos y casi te oí decir:
Hola qué tal Lico Manuel. ¿Qué tal?
Vamos pero dando la vuelta.
Espera, no me cojas aún
que está mi madre en el balcón.
Yo vivo en el mismo lugar.
Existe aún aquel bar y el rincón
donde solíamos hablar.
Donde escuchábamos nuestra canción.
Ahora ya no van a merendar
los de la fábrica de gas.
Ahora ya no hay palomas
ni aquel gato que era cazador.
Arrancaron el árbol
que hacía sombra en tu puerta.
Y casi te oigo decir:
Hola qué tal Lico Manuel.
Casi te puedo imaginar
al ver tu firma en un papel.
Aún te recuerdo, muchas veces pienso en ti.
Y hoy he pensado en volverte a escribir.
Agua de lluvia, agua de días que vendrán...
Me desperté sin ti, no volverás jamás.
Adiós Manuel, Lico Manuel, me voy
hacia el fondo, al mar de la nada.
Y yo aquí tendido estoy
en este lecho de llanto.
Arriba, venga ponte de pie.
Lo que pasó ya no existe. Pues bien,
hace ya más de un mes.
Ahora mejor es olvidar.
Llanto de pasión.
No recuerdo quién fue
a la que tanto amé.
Qué cansado que estoy.
Recuerdos que al final
son un cruce de caminos.
¿Qué tal Lico Manuel?
Ya ves, vuelvo a donde empecé.