No hablaremos de eso, no hablaremos de nada.
Ni el cielo descarnado, ni una última mirada.
Biología pura y metafísica,
una habla y otra actúa,
se conocen pero nunca se han visto la cara.
Rumbos parecidos, intereses separados
de impulsos convertidos en intentos reprimidos.
Dios ha muerto y ha nacido un rey creado en un laboratorio.
Ayer no tuve tiempo para hablarte
susurrando
y conseguir que sonrieras
aunque fuera un rato
porque estaba tan ocupado viendo la tele
algún anuncio tan bien realizado
y tú estabas tan triste
y yo despistado.
Nunca he permitido que pararas.
Siempre corriendo
acelerando
nuestro amor en movimiento
recorriendo
tus dedos con mi cuerpo.
Tanta saliva, tanta comida
y sigo sonriendo...
nunca tendré bastante...
segrego demasiada adrenalina.
La comida para ser un ser humano sano,
la bebida para reponer el mar
y si no puedo sobar minimizo mi consumo
y dejo de sentir
lo que hace de mí
lo que soy.