¡Qué fuerza cuando entra el sol por la ventana!
Revienta, refleja, no cabe en mi cara,
en la gente, en la calle, en la conciencia humana.
Aún queda energía, aún hay esperanza.
La plebe, los parias, el pueblo, las masas,
son más fuertes que un presidente al poder.
Se ofrecen, se ayudan, se juntan y pueden
tumbar un ejército hacerlo caer.
La solidaridad es la receta.
La democracia es parte del problema
por que a las minorías no respeta,
y nos enfrenta al interés.
Cada vez somos más y sabemos más.
Crecimos sin miedo a saber la verdad.
No podemos pararnos, callarnos.
Mientras tanto, están detentando el poder.
Canciones, protestas, debates, revistas,
talleres, cafetas, pancartas y cooperativas,
blogs y retwits, hacktivismo y clips,
acciones directas masivas.
Okupa, resiste, difunde y comparte,
cuestiona, averigua, concluye e infringe,
opina y contrasta, en fin, desobedece.
La ley es injusta y sabemos que hacer.
¡Fuerza! Para las presas altruistas valientes
para quién se atreve y no vuelve.
Échame una mano,
que yo solo no puedo, ni quiero, ni debo.
Nacen, trabajan, votan, consumen y mueren.
Ya nos dimos cuenta otros, mientras se enriquecen.
A veces un pequeño golpe puede hacer estallar
la realidad como hasta ahora la conoces.
Un policía dispara a un manifestante.
Un político aprovecha la ignorancia de un votante.
Una empresa explota tierras vírgenes
con sus empleados en la inopia de un trabajo estable.
Una asamblea decide agrupa y motiva.
Una joven fuerte y pura de conciencia milita.
El pueblo, unido, avanza sin partidos,
y el arte despierta a la gente adormecida.
La tele no informa. Internet contra-informa.
El fútbol te ciega. Mienten los mass-media.
¡Rebelaros! Los que no seréis callados,
contra el capitalismo sembraremos el caos.
Aunque a veces todo va mal,
no vamos a huir del presente.
Sigo porque hay tanta gente que se siente diferente,
se pone a luchar, no retrocede.
Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones,
y eso nunca se detendrá.
Siente la libertad que hay en ti,
de Banzetti a Emma Goldman, de Durruti a Puigantich.
Hay una sociedad asamblearia alternativa
que se esparce por los barrios, desde las avenidas,
y de la insurgencia un grito nació,
y fue "¡A-Anti-Anticapitalistas!"
¿Cuán lejos vamos a llegar? ¿Cuántas veces caeremos?
Ni inocentes, ni culpables. ¡Guerra en todas partes!
¿Cuánto aguanta la paz social asfixiando las calles?
Hasta que las plantas trepen por las fachadas de hormigón y cristal.