Una niña le dice
Que se acaba la tarde,
Que no hay más hilos de plata en la prisión;
Que son falsos los robles
De revés en el agua,
Que no espere un día más en la estación.
Una niña le anuncia
Que el telón va cayendo
Que no busque en el espejo otro final,
Que aún le queda la risa,
Seis o siete milagros
Y febrero aún quiere verla navegar.
Y al llegar el olvido
Con dos ojos sin brillo
Que renuncian a mirar su propia luz,
Al final de la historia,
Tras la pena y la gloria,
Se hace polvo el oro de su juventud.
Una niña la abraza
Y sus manos gitanas
Le recuerdan abanicos en su piel
Y el color de unos años
Se fundió en los retratos
Con las sábanas de un tiempo que se fue.
Vete, dice la niña,
Y abre bien la ventana,
El pañuelo del adiós en el umbral
Y ella escapa en un vuelo,
Se hace nube en su cielo
Y yo sé que no he de verla nunca más.
Y al llegar el olvido
Con dos ojos sin brillo
Que renuncian a mirar su propia luz,
Al final de la historia,
Tras la pena y la gloria,
Se hace polvo el oro se tu juventud.