Todo el extrarradio
es ahora una ciudad,
una ciudad dormitorio
donde no es fácil dormir.
Y todas las fachadas
se encienden al anochecer;
son máquinas tragaperras
que sólo dejan perder.
Aquí las historias
comienzan por el final,
aunque alguna excepción
te devuelve la fe.
El tiempo es un huracán,
sólo un huracán.
Ayúdame a dormir
y yo te ayudaré a soñar.
¿Recuerdas a Nerea?
Hace diez años que llegó.
Nació en San Sebastián,
les "invitaron" a emigrar.
Tal vez recuerdes a Marcos,
vivió en el mismo portal.
Era un fenómeno a los dardos,
el puto amo del billar.
La vida es un huracán,
sólo un huracán.
Ayúdame a dormir
y yo te ayudaré a soñar.
Ella sólo pensaba
en lo que abandonó.
Y el nunca tuvo nada,
nada que abandonar.
Se miraban sin verse,
y no tenían nada que ver,
pero quién puede controlar
las reglas del azar.
La suerte es un huracán,
sólo un huracán.
Ayúdame a dormir
y yo te ayudaré a soñar.
Marcos y Nerea,
y un viejo ascensor
que se colgó a mitad de viaje
para bien de ellos dos.
Dos planetas alejados
se pueden encontrar
sin por ello provocar
una explosión nuclear.
Marcos y Nerea
aún se suelen confesar:
"Yo quiero amar la libertad
y tu amarme en libertad"
No hay mucho más que decir
para terminar.
Ayúdame a dormir
y yo te ayudaré a soñar.