Siéntate, que mi pobre corazón,
necesita confesarte, que después de tanto amarte pertenezco a un nuevo amor.
Sin querer, poco a poco comprendí,
Que era ella la culpable del deseo inconfesable de tenerla junto a mi.
Perdóname, yo no quise enamorarme,
No si quiera lo pensé, pero se metió en mi sangre, en mi alma y en mi piel.
Ella es la que me cambio la vida,
la que enciende sin medida, cada noche mi Palacio.
La que viste mi silencio y que deja con un beso en mi boca la canción.
Ella es, ella es, ella es.
La que cambia cada día, estando a la vera mía, por alegría mi dolor.
La que siempre me desvela, la que siente mi candela y el latio de mi voz.
Ella es. mi amante.
Siéntate, hoy te tengo que contar,
Que no se de que manera, la sentí mi compañera sin poderlo remediar.
Sin querer, de repente me enredó,
en suboca fantasía, su ternura y su armonía, y no se que me pasó.
Perdoname, yo no quise enamorarme,
No si quiera lo pensé, pero se metió en mi sangre, en mi alma y en mi piel.
Ella es, la que me cambio la vida, la que enciende sin medida cada noche mi Palacio, la que viste mi silencio y que deja con un beso en mi boca la canción.
Ella es, ella es, ella es.
La que cambia cada día,
con su simple melodía, mi alegría y mi dolor.
La que siempre me desvela y que convirtió en candela, el latio de mi voz.
Ella es. No tengas celos mue, si su nombre quieres saber, se llama. se llama... se llama MÚSICA.