Quedaremos en la herida del smog
el último abrazo,
y en el vino que los vasos sabe
a rumbo y despedida,
con la sangre dividida
me pregunto y adivino:
no será nuestro destino
más que andar y andar dejando
huellas en el alma cuando
un adiós dicta el camino.
Llevaremos la pesada carga de los sentimientos,
como lágrima en el viento, como sombra en la mirada.
Tanto hay que decir que nada
nos diremos por si a caso
y en la luz de un triste ocaso
simulando fortaleza
marcharemos con tristeza
en cada uno de los pasos.
El que se va se lleva en el adiós
mil lunas en la espalda y noches en la voz,
porque partir es acta sin saber
paloma de distancia, promesas de volver.
Errante musa del adiós
espejo roto del corazón
sin farol que alumbre como por costumbre
partimos sin saber la razón.
Y así nos vamos
bajo el ala del sombrero
como el ligero vagabundo
vuelo de un gorrión.
Y así nos vamos
sin razón ni despedida
como el mar es esta vida
y como un barco el corazón.
Lejana luz, mi eterno caminar
es la pesada cruz que tengo que llevar,
para volver o no volver jamás
por el camino que estoy dejando atrás.
Esquina que me vio partir
vereda incierta del por venir
nos iremos lejos sin razón alguna
habrá otra luna por descubrir.
Y así nos vamos
bajo el ala del sombrero
como el ligero vagabundo
vuelo de un gorrión.
Y así nos vamos
sin razón ni despedida
Como mar es esta vida
y como un barco el corazón.