Talvez mañana no vuelvas a verme,
mis sentimientos, mi amor, se habran muerto. Pero mi nombre será tu calvario,
y mis recuerdos, tu eterna agonía. En el rincón vano de la indiferencia,
termina la muerte mi amor imposible.
Cubre mis despojos con gratos recuerdos,
bendita mortaja de mis sufrimientos.
Cual un mendigo mi alma peregrina,
en las migajas de tu amor voluble. Será el castigo, será mi condena,
de haber amado tu amor imposible.