Eramos dos caras sorprendidas, dos promesas
Dos copas de vino brindando en la mesa.
Eramos dos premisas de Artemisa y su atracción
Diez dedos que enlazaban a la perfección.
Eramos dos mirlos compartiendo sushi
Escribiendo en post-its las cosas más cursis.
Eramos coreografías obscenas sobre la almohada
Escenas de pornografía tan sofisticadas.
Eramos dos Starks en Juego de Tronos
Yo era tu superstar, tú mi Yoko Ono.
Yo te acariciaba el pelo y tus ojos eran bengalas
Tú me rascabas la espalda queriendo sacar mis alas.
Hasta si gritabas era oír cantar a un cisne
Si todo era una mierda, ir a casa era entrar en Disney
Pero el cuento terminó con una frase:
(-Tenemos que hablar.)
¿Cómo dejamos que pasase?
No miento si te digo que esto es un desastre ahora,
Que mi cama llora y que la casa no se limpia sola
Que he abandonado mis textos y mis amigos
¡y que importa si no puedo compartirlos ya contigo!
Que se me hace duro cocinar para uno
Y desear otras caras si aún me ciega el humo
Un recuerdo que aún conservo aunque me salga caro
Hoy soy un ácaro atrapado entre el polvo del pasado.
Vinieron veranos, se fueron inviernos
Por fuera lloviendo, nevando aquí dentro.
Andando sobre tejados sin aliento
O a veces tan cansado... tres otoños.
(mi lamentooo)
Prudente yo, prudente tú
Cobardes los dos cuando dijimos adiós
Prometimos amor eterno que duró un momento
Y cambió de color cuando el suelo fué tormento
Es el recuerdo de unos labios que suspiraron cada tira de la piel.
Fue como serme fiel y probar la miel y cantar en pie con el alma
Abierta... nos quisimos bien.
El amor y su fractura y su factura
Pagué su deuda con el beneficio de la duda.
Las escenas de cama contigo eran de cine
Pero prefiero citas de poesía y de litera-tura.
Yo siempre fuí de finales felices
De epopeya de doncellas y sus directrices
Porque creí más en malas actrices que en estrellas
Por eso en ellas dejé huellas más que cicatrices.
A ver si dejo de pensar con el corazón y siento más con la cabeza
A ver si siento la cabeza o la levanto
Viendo que me faltan piezas y me sobran santos.
Vale caro ser buena persona
Seguro me cobraron intereses por demora
Y es que el tiempo no perdona.
¡que paradoja el alma soñadora!
Que tienen menos horas de sueño que sueños por hora.
Se fueron veranos, vinieron inviernos
Fuera nevado, aquí dentro lloviendo
Calló sobre tejados secando sufrimiento
O a veces demasiado
(caprichos de entretiempo)
Prudente tú, prudente yo
Cobardes los dos cuando dijimos adiós.
Prometimos amor eterno cuando el cielo fue cemento.
Es el recuerdo de unos labios que suspiraron cada tira de la piel.
Fue como serme fiel y probar la miel y cantar en pie con el alma abierta...
Nos quisimos bien.
Nos quisimos bien...
Nos quisimos bien...
Fuimos libertad de improvisar
Los senderos que se cruzan para respirar.
Fue ternura, fue verdad.