Yo te perdono en el nombre de aquellos que osan juzgarte.
Tiro la piedra que rompe la carne.
Sana el enjambre en tu pecho.
Oh, oh, oh, oh… Bebo tu sangre que nace del centro de todos los males.
Trago y bendigo sentada la mesa.
No eres de Dios ni de nadie.
Lleno de gracia y dolor sea tu cuerpo, santificado será entre los muertos.
No era pecado besar sin conocernos, era el milagro que nunca querrán reconocer.
Oh, oh, oh, oh… Recibo la hostia en la boca, aquella que no deja marca.
Fuiste la culpa que todos me daban, la aparición deseada.
Lleno de gracia y dolor sea tu cuerpo, santificado será ente los muertos.
No era pecado besar sin conocernos, era el milagro que nunca querrán reconocer.
Lleno de gracia y dolor sea tu cuerpo, santificado será ente los muertos.
No era pecado follar sin conocernos, era el milagro que nunca querrán reconocer.